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El momento de decidir se aproximaba a pasos agigantados, mi corazón desahuciado ya resignado al veredicto, mi cuerpo desnudo, mi alma confundida, y mi mente solo era gris… gris como este día perfecto por naturaleza para dar lugar a una solución ambigua.
Mi mente intentaba recorrer el largo camino de la memoria y encontrar una nueva luz que inspire el vuelvo de una ilusión, a decir verdad era todo perfecto, señales sobraban, estaba claro el problema pero a la vez era ajeno a la solución…
Había llegado a la cima, donde solo faltaba una respuesta que se la veía tan cerca pero de repente se fugaba sin explicación, así como ver al cielo una estrella fugaz, sabes donde está pero no la podes tocar y si bajas la mirada la perdes y quien sabe cuando vuelvas a ver otra…. Era así, todo era así
Era lógico comprender la resignación de mi corazón, no quería seguir intentando pero tampoco quería olvidar… estaba agotado de una lucha que no daba respiro, prefería no pensar en el futuro, quería descansar ahora, olvidarse de que existe, de que existo…
Y si, era una solución provisoria hasta que pudiera ver las cosas de otra manera, algo me asfixiaba, necesitaba respirar el aire puro de la soledad y el egoísmo… muriendo por dentro con ganas de gritarlo, pero esta vez era mejor callar, tarde o temprano sabría que era obvio….
Pero cuando ya estaba concluyendo pudo ver que la mente le pedía probar, probar aquello que una vez dijo nunca, aquello que luego dijo quizás, aquello a lo que ahora dice si…